La orquidea.



Las orquídeas.
Las orquídeas están indudablemente entre las especies florales más viejas, se remontan en efecto a hace 65 millones de años. Los restos más antiguos han sido encontrados en el Monte Bolca cerca de Verona (Italia).


El nombre orquídea fue usada por la primera vez por Teofrasto, filósofo de la antigua Grecia que vivió entre el siglo VI qué escribió el primero tratado sistemático de botánica farmacología "De historia plantarum" dónde habla de algunas plantas que presentaron dos tubérculos redondeados en la base de las raíces. Del parecido con los testículos de los hombres, Teofrasto las llamó "Orchis" qué en griego significa precisamente "testículos" de ahí se origina el nombre  "orquídeas."

ero sólo un siglo más tarde estalla la verdadera pasión por las orquídeas gracias también a Charles Darwinqué estudia las especies y las técnicas de reproducción. Desde entonces se inicia la caza de orquídeas, en busca de nuevas especies. Son famosas las lecciones obligadas de la inglesa Royal Horticultural Society, entonces y hoy, principal institución activa en la búsqueda de nuevas especies vegetales.



Cuidados de las orquídeas.


Luz



Como todas las plantas, la luz es uno de los factores fundamentales para su buen desarrollo. La mayoría de orquídeas necesitan mucha luz pero poco o nada de sol directo (de las orquídeas tropicales, sólo las Vanda y las Cymbidium pueden tolerar el sol directo pero fuera de las horas centrales del día).
Debe buscar una ubicación cerca de ventanas con buena orientación. Si el sol entra en alguna hora del día procure filtrar la luz a través de visillos que la atenúen.

Agua



El agua es quizás, junto con la luz, el elemento más importante en el desarrollo de las orquídeas. Es mediante este elemento como la planta se hidrata y nutre a partir de las substancias orgánicas disueltas en ella. 


Los riegos deberán tener una frecuencia ajustada a las condiciones de temperatura. Mayor frecuencia en verano y menor en invierno coincidiendo con los periodos de reposo después de la floración.
Los riegos deben simultanearse con las vaporizaciones que más adelante trataremos.
Es importante dejar que el substrato se seque parcialmente (sin llegar a que esté totalmente seco) entre riegos. Si vigilamos las raíces (en las que tienen envase transparente) sabremos que hay falta de riego si las raíces se han vuelto de color blanquecino. Si están verdes, probablemente no necesitan más agua.


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